Este artículo contiene spoilers.
Tramas de personajes relevantes a las que se les dan demasiados minutos que no llegan a ninguna parte; conversaciones que no aportan nada… son algunos de los elementos que hacen que este episodio sea más aburrido que el anterior. Eso sí, el final es lo que sin duda alguna salva el capítulo: Tyrion vagabundo por fin deja de viajar y «se encuentra» por la fuerza con alguien a quien yo esperaba con ansias. Gracias, Tyrion vagabundo. Pero de esto hablaremos más adelante.
Como todos los grandes entrenamientos, el de Arya comienza por realizar tareas realmente intensas: barrer. La casa de Blanco y Negro ya tiene nueva Aryacienta; la pobre no es consciente de la secta en la que se ha metido. Apenas se nos dan explicaciones sobre lo que pasa dentro de esa casa, pero lo que sí sabemos es que da bastante mal rollo: cuerpos muertos por doquier que hay que limpiar, mujeres que ignoran a la joven Stark para luego ir a pegarla con un palo… Todo muy raro.
Las escenas de Arya decepcionan bastante en este episodio, ya que se llevan muchos minutos del capítulo y no nos dicen realmente nada, a excepción del momento en el que tiene que deshacerse de su querida Aguja. Pues bien empieza el entrenamiento, desobedeciendo a Jaqen nada más comenzar. Aunque creo que hablo en nombre de todos cuando digo que ninguno queríamos que tirara la espada. Ahora lo que debemos preguntarnos es si este pequeño detalle de guardar la espada le traerá problemas para su futuro aprendizaje o no.
La boda que se celebra en Desembarco del Rey pilla muy de sopetón. No se nos había dado ningún aviso sobre ella y choca verla al principio, pero las escenas que vienen a continuación son tan geniales como perturbadoras. El ver a Margaery en la cama con el precoz niño Tommen que quiere convertirse en máquina sexual se hace muy, muy raro. Aunque esta situación da pie a una de las mejores cosas del capítulo.
Ser testigos de cómo Tommen (quien, por cierto, además de la mujer ha heredado el vestuario de su difunto y recordado hermano Joffrey) intenta convencer sutilmente a Cersei para que se marche de la capital es buenísimo. Pero lo que sin duda resulta insuperable es el diálogo que se marcan Margaery (quien parece querer postularse como la nueva Cersei) y la Reina Madre (o la Reina Viuda), en el que la primera humilla constantemente a la segunda.
El primo «sectas» Lancel vuelve con sus amigotes (regreso que, nuevamente, nadie esperaba) para darle una paliza al Septón Supremo. Así, podemos ver el debut en la serie de Jonathan Pryce, alías Gorrión Supremo, alías Papá Swann de Piratas del Caribe. Es interesante ver cómo Cersei se acerca a esta figura de fe que parece tan bondadosa y pacífica para intentar recuperar parte de su relevancia perdida. Tengo ganas de ver cómo acaba esta combinación.
Sansa por fin llega a Invernalia. Lo más destacable de su historia es que la quieren casar con Ramsay, acontecimiento que espero que lleve a una lenta y fría venganza por su parte. Personas que la apoyarán, por lo menos, no faltan.
Me gustaría felicitar a Sophie Turner (Sansa), por su trabajo en este episodio, ya que creo que hace creíbles todos los sentimientos que florecen en la joven Stark cuando tiene que soportar ver a los culpables de la muerte de su familia frente a ella. Cosa que no me pasa con Jon Nieve. Verlo de Lord Comandante, mandando y tan feliz, simplemente no me pega nada. Por mucho que se dedique ahora a cortar cabezas para demostrar que él tiene el poder, el puesto le queda demasiado grande. Que se vaya con Staniss de una vez, hombre ya.
Y por último, llegamos al gran final. Debo confesar que resoplé al ver que Tyrion vagabundo y Varis continuaban dentro del carruaje, pero gracias a los Siete el enano decide salir para hacer de las suyas: buscar un burdel. Es un puntazo que las prostitutas utilicen el cosplay de Khaleesi para conseguir clientes, pero lo es más aún la presencia de Jorah (aunque a él lo de cosplayearse no le hace tanta gracia). Por fin vuelve, y además a lo grande.
Después de «proponerle amablemente» a Tyrion vagabundo que viajen juntos a ver a Daenerys, un capítulo que había sido un tanto pesado termina enganchando al espectador para que se quede con ganas de más. Me encantan estas mezclas de personajes que hasta ahora no habían coincidido en la serie; personalmente este hecho me causa una sensación rara ya que me da la impresión de que es como si juntaran dos series distintas que hasta ahora habían estado relacionadas indirectamente, y es genial. Espero con ansias que salga algo bueno de todo esto.
Y esta es mi humilde opinión, aunque en realidad, no sea para nada humilde.
Ander Mombiela
Series Para Aficionados 